Déjame una perdida...

...y te llamo yo.

- ¿A qué hora me pasas a recoger?; - Entre la una y la una y media. No te preocupes que, cuando esté llegando, te dejo una llamada perdida y bajas... Imagino conversaciones de este tipo las habrá tenido todo el mundo desde que la telefonía móvil pasó a formar parte de nuestras vidas. Pero lo más frecuente según los estudios es la llamada perdida como recurso para invitar a otro que nos llame y pague él (aunque en la mayoría de los casos no es exactamente él sino la oficina donde trabaja).

Hemos oído varias veces, alarmados, que las compañías comenzarán a cobrar por las llamadas perdidas pero, al menos de momento, ésto no ha ocurrido. Entiendo que esta medida podría ser un as en la manga que, sin ninguna duda, catapultaría sus ingresos incluso más que el hecho de facturar por tramos de 30 segundos. Se calcula que el año pasado se realizaron 14.000.000.000 de llamadas perdidas. Sí, catorcemil millones. No sería de extrañar, por tanto, que las tres grandes compañías, después de que el Gobierno les corte las alas con esa ley que impide la facturación por tramos, llegaran a un acuerdo para facturar aunque fuera un céntimo por llamada perdida. Tengamos en cuenta que facturar por una llamada perdida.