23 abril 2006

El poder de la banca

no somos nadie

Comisiones e intereses deudores. Son conceptos clave que, en muchos casos, proporcionan pingües beneficios a la banca.

Por poner un ejemplo, cuando una empresa o un banco te regala unas pocas acciones, te hacen la pascua. Recuerdo cuando Telefónica regaló acciones de Antena 3; muchos de los accionistas recibimos sólo 1 acción valorada en unos 27 euros; quien quiso materializarla en dinero tuvo que pagar al banco entre 10 y 15 euros en concepto de comisiones de venta y de custodia. Y es que, al parecer, existe una comisión mínima lo que hizo que el regalo de Telefónica a sus accionistas fuera apodado en su momento como “regalo envenenado”.

Las llamadas “fechas-valor” tampoco son moco de pavo. Los apuntes en cuenta se realizan en el momento en que le información llega al banco pero existe una fecha valor que es la que realmente hace bueno el apunte. Así, determinadas entidades retienen tu dinero por transacciones como las transferencias desde otras entidades o, incluso, si es festivo, por transferencias dentro de la misma entidad entre cuentas del mismo cliente. Además ocurre algo parecido con las nóminas y es aquí donde a buen seguro obtienen un dineral derivado de los llamados “intereses deudores” porque los recibos y la Visa no quedan retenidos entre 2 y 4 días: esos te los cobran al momento produciéndose el “descubierto”.

Debido a estas microestafas (que multiplicadas por miles de clientes se convierten en “macro”) decidí poner una queja en la entidad que custodia mis humildes capitales. Las respuestas recibidas, como podréis prever siempre han reflejado una manera educada y sutil de mandarme a freír espárragos. La destreza de los bancos y de los servicios de atención al cliente en general (muchas veces subcontratados) para mandar balones fuera es digna de admiración.


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