12 noviembre 2006

Todos a la Bolsa

(los que puedan, claro)

Salvo que ocurra una hecatombe a nivel mundial, la Bolsa española está llamada a crecer en 2007 a unos ritmos que no recuerdan ni los más viejos del lugar. Discrepo, por tanto, con los analistas que no solamente recomiendan extremar la prudencia sino que son partidarios de vender y realizar beneficios sin esperar a la tradicional carrera alcista que se suele dar entre noviembre y diciembre de los años en que el mercado se comporta bien.

Con un mercado inmobiliario en plena desaceleración debido principalmente a la subida de tipos de interés, los capitales se desvían al mercado financiero, mucho más flexible y, por tanto, mucho más líquido.

Quienes mueven las cotizaciones al alza son las grandes fortunas y no hay duda de que éstas van a centrar su mirada en la Bolsa. El motivo no es otro que la fiscalidad. El nuevo impuesto de la renta ha sido diseñado por el gobierno para los rentistas aunque nos quieran hacer creer que el objetivo primero es “aligerar la carga tributaria soportada por las rentas del trabajo”. Nada más lejos de la realidad.

Hasta el año 2006 el impuesto sobre la renta penalizaba al especulador porque para pagar menos le obligaba a mantener sus inversiones más de un año. En 2007 esto desaparece. A las grandes fortunas (personas que no trabajan) se les ha aparecido la virgen (en forma de ZP) porque el gobierno ha decidido bajarles los impuestos de un 45% a un 18%. Así de claro.

Se prevé que en 2007 haya mucho volumen en la Bolsa. Es algo que ya se ha empezado a notar en la segunda mitad de 2006 y hay datos objetivos que lo corroboran como que la Bolsa española ha crecido más del doble que el resto de bolsas europeas. Sólo los depósitos bancarios con tipos atractivos (que para los ricos también pasan de tributar al 45% al 18%) podrán competir con la Bolsa.

Así que, hala... ¡todos al parquet!

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