La Bolsa
a jugar...
Hay quien asegura que la bolsa no es un juego, que hay que saber para operar en ella. Sin embargo, son frecuentes los disgustos y las malas rachas que hacen a más de un “experto” perder hasta la camisa.
De hecho, los llamados analistas (y apodados por muchos “analistos” por lo fantasmas) no se suelen mojar en sus predicciones siendo, eso sí, muy resueltos para explicar los acontecimientos a toro pasado. Así, cuando la bolsa baja de manera imprevista, hablan de “recogida de beneficios” o de “corrección” lógica tras los anteriores avances y, cuando sube, dicen que es porque estaba en niveles bajos y que algún día tenía que “rebotar” ya que hasta un gato muerto rebota si cae desde una gran altura.
El caso es que el juego en cuestión seduce hasta al más pintado porque es ahí y no en otro lugar donde se pueden obtener rentabilidades a corto plazo que los bancos no dan. Lo que pasa es que aquí ocurre como en todos los sitios: el que tiene el poder es el que mueve el mercado.
En efecto, muchas veces las cotizaciones están controladas por cuatro golfos que tienen el dinero y la información suficiente para vender mucho creando el “efecto pánico” de forma que la acción baja para luego ellos comprar y, de igual modo, tienen el dinero y la información suficiente para comprar algunos valores y generar un “efecto euforia” que hace que la acción suba y entonces es cuando te pegan el hachazo y venden.
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