15 noviembre 2006

El motor de la economía...

... son los inmigrantes

Según el asesor económico de Zapatero y candidato a la alcaldía de Madrid, "La inmigración explica más del 50% del crecimiento económico español de los últimos cinco años".

No voy a entrar a valorar si el dato es cierto o no aunque sí tengo curiosidad sobre los medios que utilizan determinados economistas para medir la incidencia de un fenómeno (como es en este caso la inmigración) sobre una variable económica (el PIB).

Tampoco voy a negar que la entrada de inmigrantes sea buena para la economía. A corto plazo, claro que lo es. Sobre todo porque tapa muchos agujeros. A largo plazo ya es otro cantar porque esos agujeros pueden llegar a ser socavones.

Pero la economía es un concepto un tanto etéreo. ¿Para quién es buena la inmigración? Es evidente que los grandes capitales están encantados de que llegue mano de obra barata y ello les anima a invertir como les anima que los tipos de interés sean bajos. Todo sea por reducir costes. Sin embargo me gustaría reflexionar sobre la incidencia de la entrada masiva y descontrolada de inmigrantes de toda índole sobre los ciudadanitos de a pie.

Por un lado, hay que decir que las personas menos cualificadas se encuentran con una importante competencia en el mercado laboral (por ejemplo, hace 10 años un camarero no tardaba en encontrar un empleo con un sueldo bastante digno y hoy le cuesta encontrarlo y le pagan poco). Ni que decir tiene que la entrada de inmigrantes supone una clara presión a la baja sobre los salarios. A los ricos de toda la vida (la derechona o "fachas") esto les gusta porque, además de tener bajos costes en su negocio, pueden tener chacha por menos dinero, lo mismo que les ocurre a las clases acomodadas (los socialistas o nuevos ricos) que antes no podían tener chacha y ahora sí ("gracias a los inmigrantes vivimos mejor"). Por ello hay que afirmar sin ninguna duda que LA INMIGRACIÓN PERJUDICA A LOS TRABAJADORES Y BENEFICIA A LOS EMPRESARIOS Y A LOS RICOS.

Por otro lado, hay que destacar la incidencia negativa sobre el bienestar social. Ya no hay plazas en las cárceles, las han petado (dato rea, irrefutable y más que significativo) y hay mucha delincuencia en las calles. El problema es que algunas personas que vienen pensando que en España encontrarán una vida mejor, al ver que no es así, no tienen más remedio que acabar delinquiendo para salir adelante. Otros se saltan la fase de la ilusión y pasan directamente a la acción. La situación ilegal de muchos es propicia para la existencia de economías sumergidas, es ideal para las mafias; es algo inevitable.

Podríamos seguir hablando del estado del bienestar, de las ayudas públicas, de las cotizaciones, del sistema fiscal y eso que en la teoría de la hacienda se llama “principio del beneficio”, de la viabilidad futura del sistema de seguridad social, etc. Páginas y páginas con argumentos a favor y en contra pero éste no es el lugar.

En definitiva, soltar así por así que la inmigración ha sido, es y será buenísima para España me parece un detalle golfo de demagogia porque el asunto requiere un debate riguroso que hasta el momento no se ha dado.

Me da a mí que este Sebastián es un burdo aspirante a Rodrigo Rato venido a menos...

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