Seguimos siendo nación...

...con La Selección

Siempre que he visitado Cataluña o he hablado con catalanes he tenido una grata impresión de ellos. Hablando sobre la “rivalidad” entre Madrid y Barcelona yo siempre he dicho que era debida al fútbol. Al menos en mi caso, los malos pensamientos hacia aquellas tierras han sido cuando he hablado de fútbol lo cual no tiene ninguna trascendencia práctica pudiéndose calificar como una rivalidad ficticia.

Los que nacimos en los años 70 y no llegamos a conocer la dictadura franquista siempre hemos visto un respeto recíproco entre Madrid y Barcelona salvando, claro está, los topicazos de siempre (que si los unos son unos tacaños y los otros unos chulos…). De hecho, hace cosa de un mes estuve en Barcelona y no tuve ningún problema.

Es una pena porque lo que lleva 30 años siendo una relación más o menos cordial, está condenado a deteriorarse. El que preside este país un día vio que tenía pocas posibilidades de ganar las elecciones y, dentro de su estrategia para conseguir lo que entonces era imposible (gobernar), decidió meterse en el bolsillo unos cuantos millones de votos a costa de prometer el oro y el moro (al fin y al cabo tenía poco que perder y mucho que ganar). Este señor se ha dedicado a reavivar unas llamas ya casi extinguidas, las llamas del rencor y del odio. Ha roto la armonía. Vivimos tiempos que se asemejan más a los años 30 (que terminaron en guerra) que a los 70.

El resultado es que, a día de hoy, la política nos distancia y no sólo eso sino que nos vuelve agresivos. A políticas agresivas, ciudadanos agresivos. Hoy existe una rivalidad real y curiosamente es el fútbol el que nos une. De momento hay algo que sigue siendo común a todos: la selección española de fútbol donde juegan catalanes, vascos, madrileños, valencianos, andaluces, etc… Y cuando el equipo gana, la inmensa mayoría lo celebra. Vuelve haber excepciones en los esperpentos que aprovechan el mundial de fútbol para volver a decir que ellos no se sienten españoles, pero son los menos.

Si el fútbol era lo único que sembraba la discordia hace 3 años, paradójicamente hoy es de las pocas cosas que de algún modo nos hace sentir como una nación.

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